El Liceo Dalla Costa de Boconó
JAVIER RIVERO VALERA - Boconó tenía un solo Liceo en los años 60: el Dalla Costa. Era una casa grande y vieja ubicada en la esquina de la calle Sucre con la José María Vargas, frente a la sastrería de los hermanos Gaianni. Tenía el aspecto santuario de los seminarios: portón de grandes dimensiones para la entrada y salida del tropel de estudiantes; ventanas góticas, amplios salones distribuidos en 2 plantas y algunos pasillos que, muchas veces, también eran utilizados como salón de clases; pulcritud en los pisos y en las áreas de servicio como símbolo de limpieza de un Liceo destinado a continuar con los valores morales, el estudio y la evolución del pensamiento, gracias a la eterna dirección de Juan Evangelista Barroeta, conocido como "el bachiller Barroeta"
El Liceo Dalla Costa de Boconó fue la mejor institución de la época como resultado adicional del trabajo de excelentes profesionales de la educación. Recuerdo a algunos de ellos: Alfredo Lamus, Omar Castillo, Ramón Palomares y Eduardo Zambrano Colmenares en la cátedra de Castellano y Literatura. Estos caballeros dictaron clases magistrales que inspiraron el humanismo y la poesía en los estudiantes al resaltar la belleza de aquellos paisajes y la especial creación de la mujer boconesa y, más tarde, algunos de ellos se proyectaron como grandes poetas a nivel nacional e internacional. También recuerdo a la profesora Nora Barazarte en Educación Artística quien, de frágil figura de porcelana, transmuto" la cultura del Bocono" de los años 60 con su pasión hacia al arte, trasmitida más allá de las aulas de clases a través de excelentes programas culturales por Radio Boconó y del proyecto naciente del Ateneo. En su tiempo, mientras se escuchaban las canciones de moda de César Costa, Palito Ortega, Elvis Presley, Paúl Anka, Los Beatles y otros más, hablamos de estilo gótico, barroco y romano, de columnas y capiteles, de pintura clásica y modernista. A los años, valga decir en este momento, he recordado con especial afecto esa pasión visionaria del arte de la profesora Nora Barazarte en mis visitas al Museo de El Prado y Reina Sofía de Madrid, al museo de Louvre de París, a la Capilla Sixtina de la Basílica de San Pedro y al museo de El Vaticano, en Roma.
Pero, no todo era color de rosa en el Liceo de Boconó. "Las 3 Marías", o sea; la Química, la Física y las Matemáticas, que producen "frío en el estómago" de los estudiantes, tenían a Numa Torres, al Bachiller Barroeta y a Ramón Sanhueza como profesores. Los 3 inspiraban mucho respeto y consideración, no tanto por la estricta disciplina científica, sino por su paciencia profesional en repetir cada ecuación hasta lograr la correcta comprensión de la materia. Era una lucha diaria y tenaz para que el estudiante lograra adquirir el pensamiento lógico. Y lo lograron.
Los años pasaron y, a mediados de la década de los 60, el viejo liceo pasó a ocupar las modernas instalaciones de hoy, en la avenida Páez. Y los profesores también pasaron, formando una lista larga e interminable. Cada uno con su historia, con su huella imperecedera y con sus nombres imborrables en la mente de sus estudiantes: Albertina Briceño en Puericultura, Solange de Morón en Geografía, Alberto Rangel en Inglés, Olga de Berti en Biología, José Antonio Maldonado en Deportes, Ramón Emilio González en Mineralogía, Timoteo Torres en Geografía e Historia y muchos más que, independientemente de su sobrevida, se ganaron la gloria.
Al final, ante estos tiempos turbulentos que estamos viviendo en la educación venezolana y ante los gratos recuerdos del viejo liceo Dalla Costa, cualquier boconés puede decir: "fueron buenos tiempos" o "el tiempo pasado fue mejor". Prefiero creer que "éramos felices y no lo sabíamos"
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